jueves, 12 de junio de 2014

Uruguay es gay friendly también para casarse

Desde que se aprobó la ley de Matrimonio Igualitario hay más consultas de extranjeros que quieren hacer su boda en el país. Empresas ofrecen sus servicios.


La ley de Matrimonio Igualitario despierta el interés de parejas de extranjeros que quieren concretar su unión en Uruguay. Ya son 62 los casamientos de personas del mismo sexo.
¿Por qué? "Son pocos los países que tienen una infraestructura para organizar casamientos y a su vez una legislación amigable", explica Maximiliano Taborda, propietario de Say Yes, una de las empresas nacionales dedicadas a la organización de bodas gay. Argentina, dice, "es un ejemplo" en la organización de este tipo de acontecimientos y "Uruguay se está posicionando de buena forma".
Son dos las empresas locales que ofrecen la planificación de una boda gay. Entre ambas han realizado nueve fiestas de casamiento desde que se aprobó la ley y ya tienen varias consultas para el año próximo.
Dos brasileñas (de San Pablo) piensan concretar su unión en Montevideo dentro de unos meses. Y, de las fiestas ya realizadas, una se trata de un uruguayo residente en el exterior que vino a casarse con un maltés.
"Ambos ya estaban casados en otro país, pero cuando se aprobó la ley quisieron casarse otra vez en Uruguay", cuentan desde Say Yes. La otra empresa, Te Acepto, también tuvo consultas desde fuera de fronteras y en sus publicidades (por ejemplo en revistas de la comunidad LGBT) la oferta aparece en español, inglés y portugués.
Un impedimento para que una pareja de extranjeros se case en Uruguay es el artículo 24 del Código Civil, que exige la existencia de un domicilio constituido en el país. Desde el Conglomerado Turístico de Montevideo informan que están haciendo lo "posible" para encontrar una solución a este punto, porque el público gay "suele tener un poder adquisitivo y de gasto importante".
Todas las bodas se desarrollaron en Montevideo, aunque las consultas por fiestas en Punta del Este se reiteran. Hasta ahora, no fueron demasiado ostentosas: en promedio costaron unos 5.000 dólares y hubo unos 70 invitados. En algunas celebraciones la pareja pidió que los colores que distinguen al colectivo gay estuvieran presentes en la decoración.
Por L.A

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