Esta ciudad, la más grande de todo Brasil, está llena de matices en todos los sentidos posibles. Fue fundada el 25 de enero de 1554 por unos curas jesuitas que llegaron a un sitio perfecto: una colina alta y plana que facilitaba la defensa contra los ataques de los indios hostiles. Allí fundaron un colegio, Patio do Colégio, alrededor del cual se inició la construcción de las primeras casas y desde donde hoy en día se puede apreciar un monumento en honor a los esclavos, llamado la Estatua de la Libertad.
Entrar al colegio es muy curioso. Siempre me causa una grata impresión el poder visitar un lugar con tantos años de historia. Saber que son las mismas paredes, las mismas mesas, las mismas puertas. Pienso que debe existir por allí una especie de energía que no disminuye con el pasar de los años. Y lo mejor de todo es el empeño por conservarlo.
El casco histórico de la ciudad guarda edificios muy antiguos que se intentan preservar a toda costa. Muy cerca de Patio do Colégio, se levanta la Catedral da Sé (nombre dado en lenguaje indígena guaraní), uno de los cinco mayores templos góticos del mundo. Es imponente y hermosa por sí misma y por todo lo que la rodea. Justo al frente de su entrada hay una plaza que marca el centro de todo São Paulo. Un sitio en el que a los turistas les encanta tomarse fotos. Cerca de esta zona está la Avenida Consolación. Allí se encuentra un cementerio muy famoso que, a muchos, les recuerda al de La Recoleta, en Argentina; aquí están enterrados varones y grandes personalidades desde la época de 1800.
La famosa Avenida Paulista juega un papel importante en este recorrido, pues es uno de los puntos turísticos más característicos de la ciudad. Allí se encuentran algunos edificios que datan de los años 60s, ya con los días contados, y están todas las agencias bancarias de São Paulo. Es la parte más alta de la ciudad y es la que divide a la zona antigua de la nueva. Además, es la avenida que se cierra para disfrutar de los carnavales o celebrar el cumpleaños de la ciudad.
Así como en las grandes metropolis del planeta, la ciudad garantiza opciones para todos los gustos. Sus calles ofrecen ferias de artesanía casi todos los meses del año; comercio especializado, antigüedades, bisuterías, equipos electrónicos, etc. No pasa desapercibido el sambódromo, aunque no tan grande como el de Río de Janeiro; tampoco el estadio de fútbol de Pacaembú, el circuito de Fórmula 1 donde se corre cada mes de septiembre el Brazilian Grand Prix, y una avenida inmensa que alberga a todas las marcas de carros del mundo y en la que, curiosamente, todas sus calles llevan nombres de países. Esto, sumado a 32 centros comerciales, 34 museos, 40 galerías de arte y casi 12 mil 500 restaurantes, hacen de São Paulo la ciudad más rica de todo Brasil.
Aprovechen que el Mundial 2014 se vive en BRASIL!
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